miércoles, 7 de enero de 2015

MIEEEEERCOLES DE REYES ^^

HOLAAAAAAAAAA HUMANOIDES, ¿se han portado bien esos Reyes? Espero que sí, pero lo más importante es la salud. Nah a quien engaño, lo más importante es la comida y los libros, jejejeje.
Bueno me callo ya y voy a lo que voy: LO SIENTO MUCHO ENSERIO. La semana pasada, el día 31 me tocaba a mí subir, pero no estuve en casa y hasta hoy no he tenido el tiempo suficiente parasentarme y escribiros (he tenido que ordenar mi ropero, ¿o debería llamarlo leonera?) Bueno que  eso, que lo siento y os voy a recompensar durante esta semana.

Y sin más demora me despido y os dejo con
UN CREEPY DE LOS REYES MAGOS ^^ (woa que imaginación tienes Al)



Antes de nada, me gustaría avisar a los que ahora estén leyendo estas palabras, pues deben tener
Reyes Magos
cuidado, porque esto me sucedió a mi y puede servirles de advertencia para que tengan precaución....

Todo comenzó con aquel mágico día como lo era el día 5 de enero. Esto pasó hace ya algunos años, y me parece importante resaltarlo, ya que ese día me sucedió algo bastante raro. Cuando estaba a punto de acostarme, como todo niño de 7 años, estaba nervioso. Me encantaban los regalos. ¿A que niño no le gustan? Me lavé los dientes y seguido de esto, mi madre me acompañó a la cama para darme un beso y desearme buenas noches. Una vez que las luces se hubieron apagado, cerré los ojos, pero me costaba conciliar el sueño porque estaba muy nervioso, pero sabía que debía dormirme, porque sino los reyes magos no me traerían mis regalos. Ese año me había portado muy bien, así que habría bastantes regalos bajo el árbol a la mañana siguiente. Cuando al fin me dormí, tuve un sueño que jamás olvidaría. No soñé con lo que me encontraría debajo del árbol por la mañana, ni imaginé la felicidad con la que abriría los regalos, sino que soñé con los reyes magos. Que sueño más bonito estarán diciendo, pero no lo era, ya que les vi bastante desfigurados, y estaban los tres quietos, de pie y muy silenciosos. Yo me encontraba frente a ellos también de pie. Sabía que eran ellos por los ropajes que llevaban y por las largas y prominentes barbas que tenían, pero había una cosa rara en ellos. Me miraban fijamente con unos ojos que no eran para nada amables ni felices, como deberían ser. Más bien, parecían no tener ojos, y tras los pelos grises de sus barbas había una sonrisa en la que se podían observar unos dientes amarillos y afilados. Uno de ellos, el que supuse que era Baltasar por su oscura piel me señaló con un dedo largo y huesudo, y me dijo con una voz fría:
- Vamos a por ti
Y los tres se rieron al unisono con unas risas chirriantes y horrendas. Yo me giré asustado y eché a correr, mientras oía las frías y fúnebres risas de esos demonios...
Me desperté sudando y con lagrimas en los ojos. Estaba muy asustado por la pesadilla que acababa de tener. ¿Quienes eran esos tipos? No podían ser los reyes magos que yo me imaginaba en mi mente infantil, y ¿cómo sabían mi nombre? Intenté relajarme. Me levanté de la cama y fui al baño a beber un poco de agua. Cuando volví a mi habitación, comprobé el reloj y vi que eran las nueve de la mañana. Automáticamente se me olvidó todo lo referente a la pesadilla que acababa de tener y corrí a la habitación de mis padres y les desperté. Una vez estuvimos todos levantados fuimos al salón y comprobamos que debajo del árbol había un montón de regalos. Yo estaba eufórico y ansiando poder abrir mis regalos, hasta que me fijé en algo que había pegado en unas de las ramítas de nuestro árbol de navidad. Fui a comprobarlo, ya que mis padres no parecían haberse fijado en eso. Era una nota. Estaba escrita con una letra bastante bien hecha con unos trazos muy limpios, en la que decía lo siguiente:
"Aun no es el momento chiquillo, pero pronto lo será. Y cuando ese día llegué... Tu serás nuestro" RM
Han pasado muchos años desde ese día. Yo ahora tengo 16 años, tengo una novia estupenda, unos buenos amigos y unas notas buenas notas si no contamos las matemáticas. Pero nada fue lo mismo desde aquel fatídico día que leí la nota, que sin lugar a dudas estaba escrita por los Reyes Magos. Cada día, me acuesto con miedo a volver a tener una de esas pesadillas con esos horrendos seres, pero nunca las he vuelto a tener, y después de investigar mucho y de esperar, he dado por supuesto que esa pesadilla y aquella nota, fueron fruto de mi imaginación, aunque no podía olvidar a aquellos siniestro Reyes, que me observaban desde la oscuridad.
Mucho tiempo ha pasado ya, y no he vuelto a soñar con ellos, ni he vuelto ha tener siquiera un indicio de su existencia, únicamente sus regalos, que siempre eran los que yo quería.
Pero todo cambió cuando volví a soñar con ellos. No era la noche anterior al día de reyes, sino que aun era diciembre. En el sueño, estábamos yo y mi novia cogidos de la mano, paseando por el parque. Su pelo oscuro que le llegaba a los hombros ondeaba con el viento, y de vez en cuando me miraba con unos ojos marrones y radiantes. Todo era perfecto en el sueños. La temperatura en el parque era muy agradable y todo era muy real, como si lo estuviese viviendo en ese momento. Pero de repente, se levanto un gélido viento que nos empujó hacía atrás y caímos al suelo. Solté la mano de mi novia y se la llevó el viento, junto con las demás personas que estaban paseando por el parque, los árboles y los animales y do lo que había excepto yo. Todo se quedó oscuro y con un ambiente espectral. Yo estaba jadeando y buscaba por todas partes algún indicio de vida, y chillaba el nombre de mi novia., pero nadie respondía. En ese momento me giré y los vi. Vi a aquellos Reyes Magos que aparecieron en mi sueño nueve años atrás. Vestían de la misma manera, sus barbas eran igual de largas y sus frías sonrisas aun seguían ahí las oscuras cuencas de sus ojos aún me observaban, solo que ahora había un pequeño y tenue brillo en ellas, y los Reyes eran diferentes, ya que estaban mucho más escuálidos que la última vez, y su rostro estaba rodeado de arrugas e imperfecciones. Ahora si que eran absolutamente terroríficos. El mismo rey mago que me señaló la última vez, el de piel oscura, volvió a señalarme, pero esta vez dijeron los tres a la vez con una voz mucho mas fría y chirriante que la última vez.
- El día está a punto de llegar. Disfruta de lo que te queda de vida, pues dentro de 27 días, la noche del 5 de enero, vendremos a buscarte... Y serás nuestro
Y seguido de estas horribles palabras, rieron otra vez pero mucho más fuerte. El sonido me envolvió y un miedo atroz hizo presencia dentro de mi. Caí de rodillas al suelo sin poder aguantar más tiempo esa risa inhumana y todo se volvió negro.
Al día siguiente, me desperté con mucha fiebre y unas bien marcadas ojeras, por no hablar de que estaba demasiado pálido. Mis padres llamaron al colegio para informarles de que no asistiría a clase ese día y probablemente el siguiente tampoco. Fuimos al hospital y me dijeron que no era nada, únicamente falta de sueño y estrés. Yo no me lo creía. Yo sabía perfectamente que es lo que era. Pero no podía decírselo a mis padres, ya que no me creerían y me tomarían por un loco, aunque si intentarían ayudarme. No sabía muy bien que hacer. Estaba aterrado. Era todo real. Ellos vendrían a por mi y... y... a saber lo que me harían esos maníacos. Por un momento pensé que me estaba volviendo loco. Y probablemente así fuera. No estaba seguro de nada. Solo estaba seguro de que mis días estaban contados.
Por la tarde llamó Sara, mi mejor amiga, para preguntarme por mi estado. En un principio pensé que sería mi novia, pero ella tampoco había asistido a clase, así que no sabía que estaba enfermo. Sara era la persona en quien más confianza tenia, ya que mi novia lo solía contar todo, pero en Sara si podía confiar para contarle mi pesadilla y que no se andase rumoreando por ahí que yo tenia miedo de los Reyes Magos, por muy siniestros que fuesen. Cité a Sara en el parque que está en frente de mi casa. Yo me encontraba mejor, así que les dije a mis padres que mañana podría ir sin problemas al instituto y me abrigué bien para salir afuera.
Cuando llegué, no había nadie en el parque, y me pareció oír la chirriante risa de los Reyes Magos en el gélido viento que corría, y me percaté que estaba en el mismo parque que en mi sueño. Mala señal. En un principio no lo había reconocido. Minutos después, llegó Sara, con su pelo rubio oscuro colgando de ambos hombros. Llevaba puesto un forro polar y un abrigo que le quedaba un poco grande. Me levanté, nos abrazamos y dimos un paseo por el parque para entra un poco en calor. Estuvimos hablando un poco de nuestras cosas, y seguidamente, empecé a contarle la primera pesadilla que tuve, el incidente con la nota, y  la última pesadilla de anoche. Como yo había presupuesto, lo primero que me dijo cuando acabé, fue que los Reyes Magos no existen, cosa que supuestamente era cierta, pero que yo sabia que era muy real, pero sabía que en el fondo ella también estaba asustada por la coincidencia de la primera pesadilla y de la segunda. La dije que no sabia muy bien como actuar, ni que hacer, pero que había que prepararse para lo peor. Como siempre, Sara me dio muy buenos consejos, pero que para este caso no me servían para nada. Ella lo atribuía todo a una mera coincidencia, yo sabia que era algo más que eso. No me ayudó mucho, pero por lo menos me sentía más calmado. 
Los días pasaban fríos y lentos. Yo ya me había acoplado a las clases y no parecía muy preocupado por el asunto, pero noche tras noche, los veía. Veía a esos monstruos cada noche en mis sueños. Cada vez aparecían de manera diferente, pero siempre con el mismo aspecto, recordandome que faltaba poco para que llegase el día. 
Y el día llegó. Era 5 de enero y yo estaba muy asustado. No sabía que hacer. Estuve todo el día pensando sobre que hacer cuando llegase el momento, hasta que me harté y decidir actuar con soltura, improvisar. Cuando calló la noche fingí acostarme, pero estaba despierto y atento a cualquier movimiento en las sombras. Pasaron la horas, y mis padres se acostaron. Seguido de esto, mi puerta se abrió con cuidado, y oí una voz chirriante y fantasmal que decía.
- Veeeeennn
Me levanté de la cama y salí de mi cuarto en dirección al salón. Cuando llegué baje la mirada debajo del árbol y pude distinguir unos regalos. Los regalos que los auténticos Reyes Magos habían puesto: mis padres. De repente, puede entre ver un rápido movimiento en la oscuridad casi absoluta del salón. Giré mi cabeza y vi a esos monstruos frente a mi. Vistos en verdad eran mucho más terroríficos que en mis sueños, pero tenían el mismo aspecto horrible y desprendían un aura de miedo que me rodeó nada más verles. Nos estuvimos observando durante un tiempo. Yo estaba temblando de miedo y ellos sonreían como solían hacer. Fui yo el que rompí el silencio: 
Reyes-magos 01
- ¿Quienes sois? - La pregunta era muy obvia, peo la repuesta de los Reyes Magos fue muy distinta a lo que me había imaginado.
- Tu miedo nos alimenta, tu terror y tu pavor nos atrae, tus dudas nos divierten y tu vida nos pertenece. Somos criaturas del averno, creados con un solo fin: el de provocar el caos. Somos heraldos del mismísimo Satanás, creados para provocar la muerte. Somos los Reyes, los Reyes Magos, creados para llevarnos las vidas de los mortales.
La voz chirriante, su manera hipnótica de hablar, me provocó más miedo que nunca y me sentía paralizado del terror. Era incapaz de moverme, incapaz de hablar, incapaz de respirar. Me estaba ahogando. Me dolía la cabeza, era incapaz de mantenerme en pie. No podía reaccionar ante tales seres. Entonces un chispa se iluminó en mi cabeza. Les alimenta el miedo. Si no tengo miedo no me pueden tener. Debía superarlo, superar el inmenso pavor que sentía al verles. Alcé la cabeza y les miré a las cuencas vacías de sus ojos.
- No me tendréis, jamás me tendréis. - Los Reyes quitaron esa sonrisa, y de repente, como si no se esperasen mi reacción se miraron los unos a los otros. Aquello me dio valor e intenté pensar en las cosas buenas que había vivido esos últimos días, y pareció funcionar, ya que los Reyes retrocedieron. Por lo visto no se habían enfrentado a nadie capaz de luchar contra su influjo. Así que seguí. - Los Reyes Magos no existen, solo son una creación infantil. Vosotros en realidad no existís. Unicamente sois seres que deambulan sin propósito fijo asustando a unos críos. - No sabia muy bien como seguir, pero no fue necesario continuar, pues estos, incapaces de reaccionar ante estas palabras desaparecieron disolviendose en humo.
En un momento el miedo se fue y deje de temblar, y me asombré. ¿Había pasado tanto miedo para esto? Entonces me di cuenta de una cosa. Volverían. No se como estaba tan seguro, pero sabía que volverían buscando venganza, y en ese momento no me podría librar de ellos tan fácilmente.
Por eso estoy escribiendo yo ahora esto, para avisar a todo el mundo que esté viviendo lo mismo que yo, que se encuentre en una situación semejante a esta, o que haya tenido cualquier clase de pesadilla con los Reyes Magos. No se si viviré mucho tiempo más, pero de algo si que estoy seguro, y es que de estos Reyes no se puede escapar...

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